1/10/2015

Johanna:Capitulo 52

Hola tributos! Como el capitulo anterior fue bastante corto, esta vez me he extendido mas. Aquí os dejo el capitulo 52, en el que aparece un nuevo personaje y ocurre algo... importante. Jajajaja. Espero que os guste. Besos! 


-Gane los Juegos con 14 años contra todo pronostico. Era el tributo mas joven de toda la arena, pescador, sin posibilidades... Pero fui uno de los favoritos desde el principio. En la arena no me resulto difícil encontrar buenos aliados, y tampoco me costo deshacerme de ellos, ya que yo no tuve nada que ver con que ellos... dejasen de jugar... por así decirlo. No paraban de llegarme paracaídas, y cuando me llego un brillante y precioso tridente en uno de ellos, me sentí con muchas posibilidades de ganar. La primera persona a la que... bueno...mate...-Se aclaro la garganta.-...fue la mas difícil. Después, todas eran iguales. Ya había condenado mi alma por quitarle la vida a una, podía quitar unas cuantas mas. Cuando acabe con el ultimo tributo, me sentía eufórico. Supongo que sabes de lo que te hablo, ya sabes, salir de ahí con vida, pensar que volverás a tu vida normal con tus familiares, tus amigos... Todo parecía que iba a ser así. El Capitolio me quería, mis entrevistas eran estupendas, hasta incluso pensaba que a Snow le agradaba. Todo continuo siendo absolutamente perfecto hasta que cumplí los dieciocho años y el presidente Snow se presento en mi casa. Honestamente, no estaba asustado. Solía pasearme por el Capitolio y encontrarme a Snow con una gran sonrisa dedicada para mi, pero esta vez era distinto. Me lo encontré en el despacho, serio, y entonces me entraron los nervios. Me hizo una proposición para trabajar en el Capitolio... como a ti.
-¿Aceptaste?-Susurre, para acompañar su tono de voz.
-No. Al menos al principio. El me advirtió que lo lamentaría. Me amenazo, y después se fue. Una semana después, era la cosecha, así que allí estaba, dispuesto a acompañar a los tributos que les tocase ir. Y les acompañe... pero cuando volví, sin ninguno de los dos, lo único que me encontré fue devastación...-Le mire perpleja.-Yo... yo solo recuerdo...-Intentaba mantener la voz calmada, pero en realidad parecía que quería llorar.- Recuerdo que Mags me abrazo... Ya no había nadie en mi casa. Pusieron la escusa de que habían muerto en el mar, pero yo sabia que era mentira. Viví en la oscuridad durante bastante tiempo, aunque algunas personas me ayudaron a volver. Luego estaba menos preocupado. A mi no me podían hacer daño. Era uno de los vencedores favoritos, así que pensé que después de todo, ahora Snow no podía hacer nada contra mi, y que me dejaría en paz para siempre. Pero en mi décimo noveno cumpleaños regreso, para hacerme la misma preposición... Ya me había quitado a mi familia, así que no podía quitarme nada mas. Le dije que no, y esta vez no me amenazo. Pero una vez mas me equivoque, cuando Annie salio elegida en la cosecha.
-Annie fue la vencedora anterior a mi.
Finnick asintió.
-Yo acepte el trabajo de Snow en esos momentos, a cambio de algo. Annie debía de salir con vida de los Juegos. Y créeme cuando te digo que Snow cumple con su palabra. La inundación de sus Juegos, fue a propósito. Ella era la única que sabia nadar, lo sabia, y le proporcione esa información a Snow. El solo tuvo que reventar la presa para que Annie ganase... Aunque los Juegos dejan grandes marcas en el corazón y... desde que volvió, Annie ya no es la misma de siempre.
-Trucaste los Juegos...
Pensé en lo que me hubiese sucedido se hubiese salido cosechada un año antes. Un escalofrió recorrió mi espalda.
-Pero por un gran precio...
-¿Y que puedo hacer?
Finnick suspiro.
-Después de lo del veneno... Me temo que ya no puedes hacer nada.
-¿Le hará algo a mi familia?
-Quizá, después de todo se lo piense y prefiera hacerte algo a ti directamente.-Hizo una mueca.-Cuídate Johanna, por favor.
Después de que Finnick dijese esto, mire nerviosa hacia los lados y corrí para buscar a Blight. Debía de volver a casa.
La verdad, prefería que me matasen a mi antes que a mis padres y a Paul. Ellos no tenían la culpa de nada. La culpable era yo. Cuando encontré a Blight, el corazón se me inundo de esperanza, pero al hablar con el, la esperanza se esfumo. Estaba borracho, y lo único que sabia decir era:
"Mañana, mañana, mañana."
El mundo comenzó a tambalearse, a dar vueltas y giros, mezclando colores. La gente venia hacia mi y me hacia cumplidos y entonces todo se volvió negro.

Me desperté asustada en la oscuridad. Reconocí el movimiento del vagón del tren y el olor de la habitación. Regresábamos a casa. Y yo no sabia lo que sucedió. Salí al vagón bar, donde se encontraba Blight, el cual se encontraba aun con un deje de ebriedad. Me explico que me había desmayado en la fiesta, y que todo el mundo se preocupo, pero que estaba bien. Pusieron la escusa de:
"Demasiado licor para un cuerpo tan pequeño."
Y todos volvieron a mi fiesta, sin mi.
Me pase todo el viaje deseando volver a casa. Aunque la verdad, pensaba en lo peor. No paraba de dar vueltas por el tren. A veces lloraba en silencio. A veces gritaba. A veces miraba por la ventana. Y de repente el vagón se paro, y llegamos al Distrito.
Baje la primera de todas. Había bastante gente en la estación, y cara por cara, fui buscando esperanzada el rostro de mis familiares. No veía ninguno, y mi cara cambio. Solo deseaba gritar.
-Hey Jo, ¿Que tal por el Capitolio?
ESA. Esa era la voz de mi hermano. Estaba escondido detrás de dos chicas morenas. Baje del tren de un salto y corrí hacia el. Salte a sus brazos, abrazándole.
-¿Estais todos bien?-Pregunte.
-Si, claro. ¿Por que no deberíamos de estarlo?
Suspire aliviada.
-Las pesadillas...-Me escude.-No se van y tenia miedo.
Paul me tranquilizo, como siempre lo había hecho. Como siempre lo hacia. Y me condujo hacia casa. Mi tranquila casa en la Aldea de los Vencedores, mas allá del bosque del Distrito. Cuando vi a mi padre en la sala ordenando sus viejos libros le abrace, recordandole que le quería. Y cuando mi madre entro en la cocina salte a sus brazos también. Les había echado de menos. Y una cosa estaba clara. Ellos no pagarían mis deudas. Era yo la que debía de sufrir.

Febrero acabo, dejando una gran capa de nieve en el suelo. Luego le siguió Marzo... Y entonces empezó el mes de Abril, con sus incesantes lluvias. Había pasado todos estos meses en compañía de Willow, la cual, ahora parecía que me entendía. Sin cámaras y sin gente a mi alrededor, volvía a ser la misma que siempre. Volviamos a cotillear de la gente del colegio, de chicos y de cualquier cosa interesante que nos enterásemos, pero no sacábamos el tema de los Juegos del Hambre. Era algo totalmente prohibido hablar sobre ello. Era su ultimo año, algo alentador, pero a Willow aquello la aterrorizaba, y a mi me hacia recordar.
Aquel primer día del mes, habíamos quedado en la plaza del Distrito. Uno de los hermanos de Willow estaba enfermo, y habíamos ido al bosque a buscar plantas medicinales. Los antibióticos eran caros, y los médicos y curanderos del Distrito estaban atestados de gente con problemas mas graves que un simple dolor de estomago. Habíamos encontrado las plantas, la había acompañado a casa, donde me confeso que se había fijado en un chico del colegio y que me contaría todo el próximo día, y yo, volví a casa.
Caminaba sin prisa. Disfrutando del día frío -aunque menos frió que los días invernales- del Distrito. Había empezado a llover, pero eran gotas finas que casi no las sentías cuando entraban en contacto con tu piel. Aunque mojaban. Y mucho. Andaba arrastrando las botas marrones por la tierra húmeda y dando patadas a las piedrecitas que encontraba. Cantaba canciones conocidas, me fijaba en los animales del bosque... Ya no me sentía preocupada, de hecho, me había olvidado de Snow y de sus amenazas.
-Cuidado...-Oí gritar a alguien. Me di la vuelta y no vi a nadie. La fina lluvia entorpecía algo la vista, y los arboles hacían que las personas se escondiesen bien. Entonces algo - o mas bien alguien- me empujo haciendo me caer al suelo. La persona que me había advertido estaba tirada a mi lado, pero no me fije en el, si no en la gran rama de árbol que se había caído a unos cuantos metros de donde yo estaba. Justo donde había estado yo segundos antes.
-Gracias...-Dije a la persona que me había salvado, atontada, aun sin mirar quien era.
-De... nada... Tu eres Johanna Mason, te he visto, todo el mundo te conoce.
Por fin mire a la persona. Era un chico de mi edad. Tenia el pelo mojado y de color castaño entorpeciendole la vista. Sus ojos eran azules, y me recordaban al cielo de un día despejado. Tenia pecas esparcidas por sus mejillas y su nariz y sonreía de una manera dulce. Le devolví la sonrisa al segundo de verle, y me puse en pie, sacudiendo mis ropas de la tierra del Distrito.
-Si, soy yo...-Conteste, poniéndome un mechón suelto detrás de la oreja. Notaba calor en las mejillas.
-Genial. Yo soy Parker. Trabajo aquí en el bosque. Todos los días de la semana menos el domingo, en la sección A-17.
-Yo también debería de haber trabajado en los bosques...-Sonreí.
-Pero ganaste los Juegos.-Apunto Parker.-La sonrisa se me esfumo.- ¿Y a donde vas? Te pareceré muy atrevido, pero eres como una estrella en el Distrito y hace bastante que no apareces por el colegio. Yo estuve en tu misma clase un par de cursos. ¿No me recuerdas?
-La verdad es que no...-Respondí, volviéndose a formar una sonrisa en mi cara.-Iba a mi casa... Debería de ayudar a mi madre.
-Yo acabo el turno en cuarenta minutos. Si me esperas, puedo acompañarte...
Dude un momento. Solo un momento. No tenia prisa, y se me daba mal hacer amigos, y Parker parecía tan amigable... ademas de que me hacia sonreír como una tonta sin motivo.
Así que me llevo por la sección A-17 del bosque, donde el recogía, talaba y miraba troncos. Parker me pregunto por mi vida, y yo por la suya. El viva con su madre y su hermana pequeña. Su padre murió cuando el tenia siete años. Trabajaba en los bosques desde hacia tiempo, aunque talar no era lo suyo, pero el bosque le encantaba. Cuando me queje por la incesante lluvia, el me dijo que le encantaba aquel clima frío del siete, y que no soportaba el calor del verano.
Cuarenta minutos después, dejo sus cosas en las cabañas de trabajadores, y le guié por el sendero que llevaba a mi casa. Todo iba bien. Había ayudado a Willow, había hecho un nuevo amigo...
-Me gustaría ser escritor.-Dijo Parker.
-¿Escritor?-Pregunte.
-Si. Tengo mucha imaginación y se me da muy bien escribir. Lo dice hasta...-Parker paro en seco y empezó a olfatear el aire. Al principio me pareció muy raro, hasta que el volvió a hablar. Me fije bien en Parker. Llevaba unos vaqueros rotos, una camisa sucia y unas botas que parecían demasiado pequeñas para su altura. Su pelo, ahora mas mojado que antes, parecía casi negro. Aunque cuando hablo, volví a la realidad.-¿No hueles como a quemado?
Olfatee el aire también, aunque al principio me sentí estúpida, luego yo también detecte el olor.
-El bosque...-Susurre.
-No... No huele a madera quemada... Es como...
De repente, paranoica, eche a correr por el camino, hacia la Aldea de los Vencedores. No tarde ni cinco minutos en llegar y que todos mis miedos se hiciesen realidad. Mi casa estaba en llamas.

3 comentarios:

  1. Parece que este Snow es fan de la tranquildad, ha esperado que Johanna esté bien tranquila para cargarse a su familia. El chico, parker me intriga y me duele porque supongo que Johanna también lo perderá. La historia de Finnick me gusta, me sorprendió que el presidente le hiciera la petición cuando ya tenía los dieciocho pero así coincide con tu historia de Annie y los juegos trucados. Ultimamente se plantea mucho esa posibilidad y tiene sentido, la historia de Collins da que pensar e inventar sobre el tema. Me gusta la historia, sigue en cuanto puedas. :)

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    1. Holaa! Si, la verdad es que a Snow le gusta esperar al momento oportuno. La verdad es que la historia de Finnick siempre me la habia imaginado asi, ya que todo cuadra. Espero subir el proximo capitulo lo mas pronto posible. Gracias por leer! ^^

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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