8/13/2014

Blight: Capítulo 4

Cloe se sentó sobre la colcha de la cama, con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas. Tenía la espalda muy recta, y sus ojos oscuros se paseaban por la habitación como si estuviese buscando algo. No me atreví a hablar. Lo intenté, pero cada vez que abría la boca, Cloe me miraba ladeando la cabeza, y yo me tragaba mis palabras. Permaneceríamos unos minutos así, pero a mi cada segundo se me hacía eterno.
-¿Has visto ya las cosechas?
Fijó su mirada en mí, mirándome como si me escanease. Me incomodaba...
-No. Aún no.-Hice una larga pausa y tras un suspiró la pregunté.- ¿Y tú?
-Pensé que verlas juntos sería una gran idea. Si te parece bien. -Otra larga pausa. - ¿Te parece bien?
-Claro... ¿Por qué no?
Cloe se levantó de la cama y caminó de puntillas hasta la puerta. Antes de abrirla se giró para mirarme. Supongo que quería ver si la seguía. Era una chica rara. Lo único que sabía de ella es que vivía en el orfanato del Distrito desde que su padre murió. Ni siquiera sabía su edad. De hecho, no había hablado con ella hasta entonces.
Cloe caminaba rápido. Tan rápido que la perdí de vista. Sin duda, eso era una habilidad a su favor para los Juegos. Cuando llegué al final del pasillo, al vagon-bar, ella ya estaba sentada en un sillón en frente de una pantalla, con algo cuadrado entre las manos. De la pantalla se oían voces. No era nada más que el inicio de las cosechas, cuando los presentadores se dedicaban a hacer bromas y hablar entre ellos... y luego comenzaron.
El Distrito 1, dio de que hablar. El niño elegido tan solo tenía doce años, aunque aparentaba más y parecía bastante preparado para los Juegos, pero fue sustituido inmediatamente. Quizá en un par de años fuese el niño quién se presentase voluntario. La chica escogida, tenía una perfecta dentadura blanca, unos ojos vivaces, y una cabellera rubia muy larga. No hubo ningún sustituto. Su apellido lo decía todo. Era la hermana pequeña de un antiguo vencedor del Distrito. Ambos tributos del Distrito 2 también fueron sustituidos por dos voluntarios. Nada inusual.
-Distrito 3, aburrido...
-Yo no me firaía tanto. Son muy listos. Podrían matarnos a todos con una de sus invenciones.
-Aburrido.-Recalcó Cloe.-Si dijeses que el Distrito 1, 2, y 4 no te preocupasen, mentirías.
-Puede, pero no hay que subestimar al resto.
Cloe se encogió de hombros y volvió a mirar a la pantalla. Ambos tributos tendrían unos 15 años. El Distrito 4 también fue interesante. Los dos tributos se presentaron voluntarios, y al parecer, entre ellos no había demasiada amistad. O sus ojos reflejaban eso al menos. ¿Sería una mentira para distraer al resto de tributos? Preferí no confíar. El Distrito 5 y 6 no me llamaron demasiado la atención. Al fin y al cabo, Cloe tenía razón. Los Distritos a los que más temía ya habían pasado. La Cosecha del 7 me pareció distinta a las demás. Quizá porque salía yo. Quizá...  El Distrito 8 sobresalió este año. Los elegidos fueron una chica de pelo negro y un niño de apenas tree años. El niño volvió a bajar del escenario cuando alguien se presentó voluntario. Increíble para un Distrito como el ocho. No sucedía siempre. El Distrito 9, 10, 11 y 12, no me llamaron la atención. Lo único que me llamó la atención del Distrito 12, fue ver al último vencedor, el joven Abernathy no aparentaba más de diecisiete años y ya había ganado unos Juegos del Hambre.
 La pantalla quedó en negro, pero los dos -Cloe y yo- nos habíamos quedado mirándola, omo si así solucionásemos los problemas. A medida que nos acercabamos más y más al Capitolio, mis nervios se ponían más a flor de piel.
-¿Crees que...?
-No.- Dijo Cloe, tajante.
-No he acabado de preguntarte. -Me quejé.
-Pero sé que vas a preguntar, ya que acabamos de ver las Cosechas y a nuestros enemigos, de los cuales todos van a intentar matarnos. A ti y a mi. Y mientras has estado mirando a la nada te has estado preguntando si tienes alguna oportunidad. Y también si yo tengo esperanza en ganar. Así que, no, no creo que gane. Demasiada gente a la que sobrevivir, ¿no crees?
-Solo somos 24...
-Y solo puede quedar uno. No se tú Blight, pero yo no he cogido un arma en mi vida, y esos chicos. La tía rubia del uno y su compañero, los del dos, y los enemigos del 4... bueno, creo que saben como utilizar esas cosas que hacen daño.
Se levantó del sillón y caminó hacia la salida, con la misma rapidez que antes. Despareció, y me quedé mirando a la pantalla. Cojí el mando rectángular que Cloe había dejado en su asiento. Quería volver a ver las Cosechas.. Lo necesitaba.
Óí un carraspeó. Alzé la vista, y vi a Cloe. No se había ido. Estaba apoyada en el marcho de la puerta, con un pie en el aire. Tenía el ojo izquierdo tapado por varios mechones de pelo y las mangas del jersey granate la tapaban las manos. Le quedaba muy grande.
-Hay una cosa que no te he dicho. Y probablemente quieras saber. Y seguramente sea importante.
-¿El qué?
Cloe titubeó, y se aparto los mechones de pelo con la manga. Miró a el suelo, y el pelo la volvió a cubrir el ojo. Entones fue cuando me di cuenta de que el color de sus ojos era dispar. Uno verde azulado, el otro marrón claro.
-Tu madre vino a verme en el Edificio de Justicia, después de la Cosecha.
No entendía nada. ¿Mi madre? ¿Por qué fue a verla? ¿Fue por eso que no entró con mi padre? ¿Qué tenía que ver mi madre con Cloe Pinebreath?
-¿Por qué fue mi madre a verte? Creí que no os conocíais.
-Nos conocemos mejor de lo que tu crees. Pero dale tiempo al tiempo Blight. Te lo diré. Pero aún no estas preparado.
-¿Preparado para que?
Cloe me había puesto de los nervios.
-¿Ves como no lo estas? Cálmate y disfruta de lo poco que queda para llegar al Capitolio.
Y entonces se fue. Y yo me quedé más confuso todavía.

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