4/20/2014

Johanna:Capítulo 27

Sorpresa

Los días siguieron pasando, lentos, torturosos e incesantes de lluvia. La arena se había convertido en un verdadero pozo de agonía. Podías escuchar gritos y sollozos incluso si te tapabas los oídos. A veces creí estar loca. Veía cosas que no eran. Luchaba contra sombras hasta que me daba cuenta de que eran imaginaciones mías, de que ya no estaba completamente cuerda. Luego me sentaba abrazada a mis piernas, y pensaba si tal vez la muerte no sería mas sencilla. Seguía pensando y mi familia venía a mi mente. No podía rendirme, por ellos. Sólo quedabamos siete personas. En esos días, en los que ya había perdido la cuenta de cuantos amaneceres había visto desde que pise la arena, cayeron dos personas. El primero me sorprendió, y traté de averiguar como Grint había muerto ya que pensaba que sería uno de los dos finalistas. El segundo, fue el chico del diez, de cuyo nombre ya no me acordaba. Tras la muerte del chico del 10, los cielos se abrieron dejando un precioso sol de primavera. Las flores amarillas y blancas crecieron rápidamente por las laderas de la montaña, aunque para mí, en todo eso había algún truco escondido obra de los Vigilantes, y aunque seguí explorando la arena sin tener un refugio fijo, no probé ningún fruto que crecía del suelo. Me limité a pescar, ya que rio se había recuperado,  con una bobina de hilo que me había consegido Blight gracias a algún patrocinador y a la cremallera de mi chubasquero. Aquel día no ocurrio nada. De haber olvidado que estaba en los Juegos, hubiese sido un día encantador, por desgracia, tenía que cubrir mis espaldas si no quería acabar con un cuchillo en ella.
Oscureció tarde, y la noche fue sin nubes. Se podían ver las estrellas, y la luna casi a la mitad de su ciclo iluminaba la pradera. Me había hecho una pequeña cama entre unos arbustos espinosos, que de vez en cuando rozaban mi piel y dolía un poco, pero era soportable. Esperé a que sonase el himno, pero la voz del Vigilante Jefe me sorprendió.
-Atención tributos, atención. Quiero avisarles de que mañana habrá... una pequeña sorpresa en la Cornucopia. -Su voz sonaba aguda y cautelosa.- No falteis... estoy seguro de que os hae mucha a falta a todos... Buenas noches.
El himno sonó junto al sello del Capitolio en el cielo. Estaba claro. Mañana habría un banquete.

2 comentarios:

  1. Hola, solo quería que supieses que me encanta como escribes y que sigo el blog y la historia (pero no tengo cuenta de google).
    Sigue así, besos

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    1. Muchísimas gracias, me alegro mucho de que te guste. Intentaré hacerlo lo mejor que pueda. ^^

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